domingo, 29 de noviembre de 2015

Reseña: La luz que no puedes ver (Anthony Doerr)




 Marie-Laure vive con su padre en París, cerca del Museo de Historia Natural, donde él trabaja como responsable de sus mil cerraduras. Cuando, siendo muy niña, Marie-Laure se queda ciega, su padre le construye una perfecta miniatura de su barrio para que pueda memorizarla gracias al tacto y encontrar el camino a casa. A sus doce años, los nazis ocupan París y padre e hija tienen que huir a la ciudad amurallada de Saint-Malo. Con ellos se llevan la que podría ser la más preciada y peligrosa joya del museo.

          En una ciudad minera de Alemania, el joven huérfano Werner crece junto a su hermana pequeña, cautivado por una rudimentaria radio que ambos encuentran. Werner se convierte en un experto en construir y reparar estos aparatos cruciales para los nuevos tiempos, un talento que no pasa desapercibido a las Juventudes Hitlerianas.

         Siguiendo al ejército alemán, Werner deberá atravesar el corazón en guerra de Europa. Hasta que en la última noche antes de la liberación de Saint-Malo los caminos de Werner y Marie-Laure por fin se crucen. Y sus vidas cambien para siempre.



Cuando abrí el libro por primera vez esperaba, con muchas ansias, encontrarme con una historia que me transportara a la Segunda Guerra Mundial, a un sótano con olor a miedo, a algún campo de concentración o a las calles desiertas de alguna ciudad alemana y volver a vivir esa parte cruel de la historia a través de ojos diferentes de los que ya lo había hecho en lecturas anteriores. Así es como Doerr me sorprende. De principio a fin. 

No muy avanzado el relato, entendí que su propósito no era la Segunda Guerra Mundial, que a pesar de ser un elemento necesario, no era lo más importante. Su objetivo iba más allá. Doerr posó su vista en algo que nadie realmente veía pero que resultó esencial. El amor que llevó a la protección, el odio que derivó en guerra, la esperanza y el abatimiento que permanecían mano a mano, y la vida y la muerte jugando al gato y al ratón, todos aquellos viajantes sin equipaje fueron transmitidos una y otra vez por ondas electromagnéticas, como lo desmenuzaría Doerr, llegando en forma de sonido a aquellos oídos atentos y expectantes, dando un mensaje de esperanza a quienes más lo necesitaban. El autor centró su atención en la radio, en el enorme poder que tuvo en aquellos tiempos oscuros, en su aspecto camaleónico, mostrando por turnos sus dos caras, el ser un día una bandera blanca y al otro un soldado más en el campo de batalla.

En esta historia plagada de invisibilidades, en donde se pone bajo la lupa la verdadera capacidad visual del hombre, Doerr nos propone dos protagonistas con vidas totalmente diferentes cuyos caminos se cruzan inevitablemente.
Werner es un joven alemán que vive con su hermana en un pequeño refugio junto a otros niños huérfanos. Si situación es mala y parece empeorar cada día más. Duermen todos juntos, visten con el poco ropaje que tienen y en términos alimenticios, viven el día a día, a duras penas.
Por el otro lado, y trasladándonos a París, tenemos una niña un poco más joven que Werner, que vive junto a su padre, de quien depende para casi todo ya que el destino la privó del mundo visible: a los seis años Marie-Laure quedó ciega, pero no fue algo que la desanimara completamente para seguir disfrutando la vida. Es una muchacha muy vivaz y dotada de mucha inteligencia y sentido común.
Werner encuentra distracción en pequeñas radios caseras que arma con chatarra que encuentra en un basural cercano al refugio donde vive. Pareciera ser el único capaz de visualizar toda la magia que puede transmitir una bobina, un poco de alambre y unos auriculares y es así como llega a pasar horas escuchando la radio, anonadado.
Por las venas de Marie Laure corre la misma sangre eufórica que llenaba a Werner de preguntas, de curiosidad, de inquietud. Su abuelo era quien transmitía el programa de radio de ciencia que Werner escuchaba día tras día junto a su hermana, la pequeña Jutta. El destino, una vez más, trabajará para unir dos caminos y dejar de ello algo muy valioso para toda la humanidad.




Doerr se ha planteado dividir su novela en capítulos relatados por ambos personajes, alternándose según el peso de la historia lo requiera. Con Marie-Laure experimentamos el lado amargo de la guerra y todas sus penurias. 
Seremos testigos de una violentada Francia y presenciaremos, también, el lado B de la historia. Marcharemos con Werner, al ritmo de las Juventudes Hitlerianas, escuchando los susurros provenientes del enemigo, quien tratará de conquistarnos y decirnos que todo está bien. Pero será el mismo Werner, con el toque mágico de Frederick, uno de los personajes más inspiradores de esta novela y punto de partida para las mejores metáforas que se pueden encontrar en la obra, quienes nos ayudarán a cruzar el puente desde el ego y la mentira hacia la verdad y el amor.

Tanto Werner como Marie-Laure crecerán y transitaran diferentes caminos, enfrentaran a un destino poco generoso y, cada uno a su manera, enfrentará la adversidad, hasta que el camino de ambos se cruzará físicamente, para bien de algunos y para mal de otros.

Me atrevo a decir que es una historia que no le permite al lector el más mínimo parpadeo. Además del estilo fresco y ágil, el ritmo que propone es sumamente dinámico. Es un delicado rompecabezas puesto en las manos del lector para ser armado. Los capítulos no siguen un orden cronológico, lo que provoca más de un mareo y mil dudas. Es un ir y venir en la búsqueda de lo oculto. Es una obra plagada de información, una pequeña enciclopedia que nos habla de botánica, del mar, de ondas, de piedras preciosas, de Julio Verne y de la vida. Esto puede parecer quitarle fuerza al relato, desviando la atención de la verdadera temática, que es la importante función que cumplió la radio en tiempos de guerra. Aún así no deja de ser una historia cautivadora.

La luz que no puedes ver es una obra enigmática, con una porción de dolor y una de esperanza a partes iguales. No es un relato más sobre las víctimas y testigos de la Segunda Guerra Mundial refugiándose, escondiéndose, sobreviviendo. Nos habla de aquellas voces que no se quedaron en un sótano y que tuvieron la valentía y el coraje de salir y enfrentarlo todo, en busca de un rayo de luz.  




"Niños, el cerebro está envuelto por una oscuridad total —dice la voz—. Flota en un líquido transparente en el interior del cráneo y jamás recibe luz. Pero a pesar de eso el mundo que construye en nuestra mente está lleno de luz, rebosante de colores y de movimiento. ¿Cómo puede ser que el cerebro, que jamás conoce una chispa de luz, construya en nuestro interior un mundo lleno de luces?"


MI CALIFICACIÓN



viernes, 27 de noviembre de 2015

Escritura Random #3



¡Hola bookworms! ¡Feliz viernes! ¿Cómo van sus lecturas? ¿Algo bueno para recomendar?
Como ya saben, hoy es viernes de Escritura Random, una de mis secciones favoritas del blog Para quienes aún no están enterados de este proyecto pueden encontrar toda la info por aquí.
La semana pasada me dejaron cuatro elementos nuevos: un portero de un colegio, un colegio, el atardecer y un personaje más, una chica de quince años con tatuajes en las muñecas. Siendo esos mis ingredientes y habiéndolos mezclado durante toda la tarde, estoy lista para presentarles el producto final. Espero que les guste y que tengan en cuenta que esto sólo es resultado de un momento desestresante y de diversión del que muchos de ustedes también son parte. ¡Gracias por sumarse!




CAPÍTULO 1

EL CASILLERO N° 14



"Ser o no ser", pero qué estúpida pregunta. 
 Mi naturaleza se limita a la acción. Hay gente que pierde su tiempo pensando, meditando, analizando. Me da lástima como ven pasar sus vidas en un completo estado mental. Piensa, piensa, piensa... ¿Hago bien o hago mal? ¿Perjudicaré a alguien si como este inútil paquete de galletas? ¿El mundo se verá afectado por el envoltorio que dejaré? ¿Con qué cara miraré a mis vecinos cuando saque la basura? ¿Elegí la carrera correcta? ¿Apagué la cocina antes de salir? Manga de imbéciles. Piensa, piensa, piensa... Pierdan el tiempo a su antojo.
Yo nací para la acción. Hago, hago, hago. 
Y para demostrárselos, heme aquí, camino a mi tercera misión desde que fui admitida en la Asociación Ankaa.
Me encuentro caminando por los suburbios de la ciudad de los imbéciles, vestida como una adolescente normal: remera de alguna banda de moda cuyo nombre no recuerdo y no voy a desperdiciar mi tiempo en pararme frente a alguna superficie espejada o intentar leer al revés las malditas letras para adivinar el nombre, un jean que, mientras más desteñido y roto parece ser más cool y unas zapatillas comunes y corrientes, y algo embarradas.. psst ese descuido fue mio, pero debo admitir que le dio un toque más casual al look "soy una estudiante de secundaria como cualquier otra que sólo asisto a clases para que mis padres me presten el auto el fin de semana y así poder desaparecer y pasar dos jodidos días emborrachada en alguna fiesta". Sí, funcionó de maravillas. La chica grunge, la chica bohemia o como quiera que le llamen. No sólo me veía normal comparada al resto, sino que hasta pasé desapercibida. Todas parecen haber sido clonadas, hasta sus risas son parte de la patética imitación a la que se autoconvocan. Pero ¿qué más da?. Solo estoy de paso. Será un día, a lo sumo dos.
El sol se deslizaba lentamente por entre los edificios y todo a mi alrededor tenía un tono sepia. Estaba prácticamente a media cuadra del colegio. ¡MaldiTO Lugh! ¿Un colegio? Podría haber sido una oficina de correos, un hospital, hasta una embarcación, pero... ¿un maldito colegio? El muy idiota lo hizo a propósito. Sabe lo alérgica que soy a espacios cerrados con millares de hormonas revoltosas.  
"Si me pide algo grito fuerte, a la vuelta hay un oficial".
Además de ordenarme que me colara en un colegio secundario, me dotaron para leer mentes.
"Que no se me acerque la maldita drogadicta".
El tipo que viene en sentido contrario por la misma vereda es un maldito fóbico que nunca debió abandonar el útero de su madre. Traje recién lavado y planchado, demasiado grande para él, por cierto. Zapatos de cuero ultra brillantes. Cuatro ojos y peinado a la antigua. Cuarentón nene de mamá. ¿Qué tan valioso puede llevar en ese maletín de juguete que tiene miedo de que se lo robe? ¿Los planos de alguna casa? Bueno, te los robaré para hacer mi propia casa, cómo no.¿Las boletas de la luz, del agua? No pago las mías y voy a querer las tuyas. Y dinero definitivamente no, estoy segura que te gastaste todo tu último sueldo en ese asqueroso y anticuado traje para presumir en la oficina. Hazme el favor de seguir caminando estúpido freak y deja de pensar que soy una drogadicta que quiere asaltarte.
Llego a la entrada del colegio Westfield y subo las escaleras en medio segundo. Creo que me gustan las últimas mejoras que me aplicaron. Me siento más ágil, más rápida. Podría robar un McDonald's en un parpadeo y nadie se enteraría. Esos tipos consumen tanta grasa que son más lentos que una babosa.
No hay nadie a la vista. El silencio me da más seguridad. Parece haberse ido hasta el último profesor. Desde acá arriba solo puedo ver un único auto en el estacionamiento. No parece ser una gran amenaza. Quizá quedó algún técnico trabajando en el subsuelo. Me dispongo a abrir la puerta pero alguien lo hace por mí, desde el interior. ¡Rayos!
—Señor...
Es el portero del colegio. Me mira fijamente a los ojos con expresión de vegetal. En el bolsillo de su uniforme lleva bordado su nombre.
—...señor Brown. Olvidé en mi casillero mi libro de historia y mañana tengo examen. ¿Sería amable de dejarme pasar? Lo busco en dos segundos y salgo ¿sí?.
"Claro, tu libro de historia. ¿Astronomía medieval o moderna?"  Piensa el portero sin gesticular en lo más mínimo.
"¿Qué diablos?" Me gusta esto de poder leer la mente de las personas, pero no me gusta olfatear el peligro. No, definitivamente algo no anda bien, sabía que Lugh no era de confianza. Me tendió una trampa. 
Escúcheme, solo quiero mi...me interrumpí a mí misma sin darme cuenta. Los pensamientos del tal Brown me daban escalofríos.
"Estoy casi seguro que es la niña, solo tengo que corroborarlo", seguía dudando el tipo de la puerta.
"¿Corroborar qué?" pensé.
Bueno, jovencita, últimamente hemos tenido muchos ladronzuelos que han intentado entrar a la sala de los profesores para cambiar las notas de los exámenes. Me veo obligado a pedirte que me dejes tu mochila y que me demuestres que no tienes nada en los bolsillos. 
Escucheme, es importante y tengo apuro, juro que la única intención es tomar el maldito libro de historia para poder aprobar...
Mochila, ¡ya!me interrumpió.
Dejé la mochila detrás de la puerta. No tenía nada de valor, sólo papel de diario arrugado que puse esta mañana para que aparentara volumen. Sólo quería poner a prueba al supuesto portero e intentar descifrar cuáles eran sus planes. Nota mental: en el colegio Westfield no hay clases de Astronomía.
Bolsillosgruñó el hombre.
Saqué hacia afuera los bolsillo apretujados del pantalón. Saqué un boleto de colectivo y un chicle.
¿Lo ve? Soy inofensiva.
"¡El fénix! ¡Tiene el tatuaje del fénix! ¡Es ella!"
¡Estúpida! ¡Maldita novata! Salí sin el abrigo y ahí estaban mis muñecas, desnudas ¡expuestas! Y cuando le extendí la mano para mostrarle lo que llevaba en ellas, pudo ver mi tatuaje. El fénix que me delataba como miembro de Ankaa. 
¡Te atrapé maldita rata de laboratorio!
Esperen un momento. Eso no lo leí en su mente. Lo acaba de pronunciar en voz alta. ¡Tiempo de correr, Aricia!.
Sin dudarlo un segundo, mis piernas se impulsaron y se largaron a la carrera. Me dirigí como un rayo hacia el final del pasillo, doblé a la izquierda y me dirigí, sin mirar hacia atrás, a la fila de lockers. Fui programada un 14 de enero. Recorro a toda prisa los casilleros. Uno, dos, tres, cuatro, ¡date prisa! once, doce... Solo oigo murmullos pero sé que el portero está a la vuelta del pasillo. Casillero catorce. La combinación está en mi boleto. La ingreso rápidamente. Abro la puerta de lata e ingreso apretujada, de costado, raspando toda mi espalda. Cierro la puerta detrás de mí. Sólo escucho el forcejeo del portero al intentar abrirla nuevamente. ¡Buen trabajo, Lugh! Después de todo no me dejaste en manos del Nefasto. El sistema está configurado y funciona de maravillas. Una cegadora luz me envuelve, adormeciendo  poco a poco mis extremidades. Siento un millón de hormigas apoderándose de mi cuerpo, al mismo tiempo que empiezo a notarme más liviana.  Por fin estoy cruzando el Portal hacia M58.

Continuará...


Las consignas para la próxima escritura son:

• El primer comentario deberá indicarme un PERSONAJE (una niña, un abuelo, un perro, un astronauta, un hombre lobo, etc.)

• El segundo comentario deberá indicarme un ESCENARIO (bosque, plaza, Marte, la luna, una isla)

• El tercer comentario deberá indicarme el TIEMPO (día, noche, atardecer, medianoche)

• El cuarto comentario podrá optar por un SEGUNDO PERSONAJE o por un OBJETO(libro, varita mágica, globos, trenes, etc.)

¡Buen fin de semana! ¡Lean mucho!


miércoles, 25 de noviembre de 2015

Secret Santa 2015



Din don dan, din don dan... ¡Hola bookworms! ¿Cómo están? Yo muy contenta porque hoy les quiero compartir algo muy especial. Falta solo un mes para Navidad y con un par de bloggers entusiastas hemos unido fuerzas para jugar al Secret Santa. ¡Yaaaay! ¿No los pone felices el espíritu navideño?

Hace aproximadamente un mes venimos preparando con mucha ansiedad este intercambio de regalos. Ya saben, es una especie de amigo invisible. Como podrán imaginar, y ya que todos nuestros blogs son literarios, nos enviaremos libros.

Lamentablemente el grupo es cerrado. Somos doce participantes y nos gusta pensar que al ser limitado todo funcionará de maravillas. Nuestra idea no es excluir a nadie, por el contrario, les compartimos esto con el fin de contagiar ese espíritu navideño que empieza a rondar el mundo virtual para que se animen a armar nuevos grupos de intercambio. Es una oportunidad muy especial para crear lazos con otros blogs, conocer gente y divertirse un poco...bueno ¡mucho!. De verdad, es algo súper divertido. ¡Anímense!.

Gracias a una plataforma online, los nombres fueron agrupados de manera random. Además, cada uno de los participantes armó una pequeña wishlist, de los cuales, su Secret Santa deberá escoger uno y enviárselo de manera anónima. Decidimos comprar a través de Cúspide (una de las cadenas de librerías más grande de Argentina, que también nos da la posibilidad de comprar online), desde ahí saldrán todos los envíos, despreocupándonos por asuntos de correo, tiempos de envío y demás. Un detalle: todos los miembros somos de Argentina, pero ustedes pueden armar su Secret Santa internacional si lo desean.

En fin, hoy estaremos realizando las compras y calculamos que los paquetes llegarán hacia la primera quincena de diciembre, Peeeero... los unboxing serán publicados en nuestros respectivos blogs aproximadamente la semana previa a Navidad. Los más osados seguramente suban videos  y el resto de los mortales les mostraremos todo a través de fotos. ¿Algo más? Cada paquete llegará con una pista (un motivo más por el que elegimos Cúspide, ya que nos da la opción de enviar nuestras compras como regalo y, además, poder adjuntar un mensaje) mediante la cual cada uno deberá adivinar quién de todos es su Secret Santa. Y eso es todo. A continuación les dejo la lista de todos los participantes. En sus blogs encontrarán más información, ya que estaremos publicando entradas grupales.




Male Llave de tinta


Mica Fragile Dreams



Isaías La vida es un libro


Anilla Mi vuelo literario



Nanny Nanny Books

Mary We are in winterland



¡Que tengan un lindo miércoles y un excelente mes pre-navideño!





viernes, 20 de noviembre de 2015

Escritura Random #2



¡Hey, bookworms! ¿Qué tal la semana? ¿Han leído mucho? Yo más que leer me he quedado un poco prendida a la escritura. Más allá de escribir bien, no tan bien, o nada bien, me gusta cómo me siento cuando escribo. Es muy liberador.
Cómo ya saben (y si no saben pueden dar click aquí) hoy es viernes de Escritura Random (yaaay!) y los elementos que me dejaron en sus comentarios de la semana pasada fueron: una bailarina, una habitación de hotel en mal estado, la noche y un candelabro. Gracias a todos los que me ayudaron. La escritura, en lo personal, se me hizo muy interesante, ya ustedes podrán juzgar cuando hayan leído el micro relato.




Estoy escribiendo estas palabras desde la habitación de un viejo hotel en ruinas. Fue lo único que encontré para pasar la noche. Natsuki no estaba en su departamento. Tampoco sus llaves. Y la pensión de Kai estaba repleta de turistas que vinieron a la ciudad con motivo del fin de semana largo. Sé que no fue la mejor idea venir a parar acá. Sola. Pero no tuve otra opción. 
 Mis medias están completamente rasgadas y las zapatillas de ballet embarradas. No vi venir aquella caída. Hubiera notado aquel hueco a mitad de la vereda de no haber estado preocupada, mirando de tanto en tanto hacia atrás, tratando de desaparecer de la vista de la criatura. 
Las rodillas me arden. La sangre está comenzando a secarse. Decidí que sentarme en el frío y húmedo piso era mucho más seguro que acercarme a la deprimente y maloliente cama. Quién sabe qué clase de enfermedad puede pescar una con tan solo acercarse. Aunque para ser sincera no es más que una hipocresía. En este momento ocurren cosas peores.
No hay luz. La bombilla principal está quemada y solo cuento con la tenue iluminación de una pequeña lámpara que se posa sobre la aún más deprimente y desvencijada mesa de noche. Si lo pienso una vez más, no me importaría no tener luz. Incluso intentaría escribir a ciegas. Pero ya no quiero saber de luces ni nada que se le asemeje. Por eso mismo ni me molesto en bajar y preguntar en la recepción si pueden reponer la bombilla quemada por una nueva. La oscuridad me protege. 
No estoy segura hasta cuando podré seguir escribiendo. Tengo dos lapiceras en el bolso y el cuaderno que tomé prestado de la oficina esta mañana. Lo que me preocupa es que en cualquier momento podría abrirse de un golpe seco la puerta de la habitación. Y todo se iluminaría. Ya no tendría escapatoria.
Mi hermano menor, Hikaru, está muerto. Es el único que hubiera podido contar la verdadera historia, en caso de que algo me suceda. Pero ya no podrá. Así que me esforzaré y trataré de terminar esta carta.
Para ponerlos al tanto de nuestra desgracia comenzaré el relato desde el principio, pero debo ser breve.
Esta mañana salí de casa más temprano que de costumbre. Todavía estaba oscuro. Había quedado con Natsuki de juntarnos unas dos horas antes de clase en el comedor de la universidad. Teníamos que entregar un trabajo final y no habíamos podido juntarnos el día anterior. 
Salí de la clase del Sr. Nakahara justo para la hora del almuerzo. Me dirigí al restaurante de la vuelta de la esquina y pedí un abundante gyudon. Aunque lo dejé casi a la mitad porque tenía prisa. Era casi la una y tenía que llegar puntual a la tienda. Debía recuperar las horas que había tomado prestadas la semana pasada. Fue la tarde más estresante de todas las que llevo trabajando ahí. Los turistas se pegaban a las vidrieras de los souvenirs como moscas a la luz. 
Afortunadamente, más tarde tenía práctica de ballet. A pesar de requerir mucho esfuerzo físico, lo encontraba sumamente relajante. Era el modo de conectarme conmigo misma luego de haber estado rodeada de tanta gente chillona y revoltosa.
 Las tres horas que estuve en el estudio siguieron su curso normalmente. Salvo por la tres llamadas perdidas que tenía de Hikaru. Tintineaban en la pantalla de mi celular cuando lo saqué del bolso en el horario de descanso. Salí a la terraza a tomar un poco de aire puro y marqué su número. Beep. "Te has comunicado con el móvil de Hikaru, si es importante déjame un mensaje y te devolveré la llamada". Volví adentro y me concentré nuevamente en los élancé y los écarté.
Al salir, Naoko se ofreció a acercarme en su auto hasta mi casa. Había oscurecido bastante y lloviznaba, cada vez más fuerte, tanto que para cuando bajé del auto se había convertido en un intenso chaparrón. 
Durante el viaje había intentando llamar de nuevo a Hikaru, porque me había olvidado las llaves, pero tampoco tuve suerte. El contestador parecía burlarse de mí cada vez que marcaba su número.
Al despedirme de Naoko, bajé corriendo del auto para agazaparme bajo el alero de la entrada. Toqué timbre tres veces, dándome cuenta de lo estúpida que había sido, ya que la puerta estaba abierta. "Idiota como tu hermano pensé que deja la puerta sin llave".
Entré para descubrir una de las escenas más desesperantes que uno puede encontrarse en su vida. Ver la sala de estar en un completo y escalofriante desorden, es algo que acaba con todo el aire de tus pulmones. Nada estaba en su lugar. Los sillones dados vueltas, la vajilla hecha trizas, los vidrios parecían haber explotado y la alfombra, arrancada de cuajo. Todo estaba destruido, rasgado, quebrado, calcinado. ¿Calcinado? Era imposible distinguir el torso y el rostro, pero ese era Hikaru. Llevaba puesto los mismos pantalones que la noche anterior. No podía creer lo que estaba viendo. Me disponía a gritar para pedir ayuda, pero escuché pasos en el piso de arriba. Me aferré a mi bolso y comencé a caminar silenciosamente hacia la puerta. No quería ser descubierta, en caso que el asesino estuviera aún en la casa. Si es que existía uno, claro. Me cuesta imaginar a mi hermano prendiéndose fuego él mismo luego de destruir todo lo que había en la sala. 
Dos pasos antes de llegar a la puerta de entrada, algo rodó por las escaleras. El ruido metálico que produjo continúo repiqueteando en mis oídos durante unos instantes. ¿Qué era eso? ¿Podía ser cierto lo que mis ojos presenciaban? La criatura se acercó a mí, dando pequeños saltos en su pie metálico. De repente un halo de luz iluminó mi entendimiento y lo recordé todo.
Me sentí miserable por no haber estado todo el día en casa. Por haber dejado solo a mi hermano. Era como la esposa harpía que olvida el aniversario de casados. Habíamos estado esperando aquel día desde hacía dos años, poco antes de perder a nuestra amada sobo Akari. Ella nos había hablado de un viejo candelabro que guardaba en el ático. Lo mantenía fuera de la vista de potenciales intrusos porque sabía lo especial que era. Había pertenecido a su abuela, que se lo obsequió a su madre, y así la tradición indicaba que fuera pasando de generación en generación. El destino le había arrebatado a mi abuela su única hija, y a mí, mi madre. Por lo que sobo Akari prefirió mantener oculto el candelabro antes que saltearse una generación. Cualquier persona ajena a nuestra cultura no podrá entender jamás la importancia que se le da a ciertas cosas. Como lo que sucedió esta noche. Con la herencia generacional, venía un recordatorio. La abuela sabía que en dos años el candelabro cumpliría su siglo en esta casa. Su espíritu se estaba apagando, por lo que decidió contarnos todo esto a Hikaru y a mí.
Así que desde ese día mantuvimos presente la fecha como una ocasión especial. Y ese día llegó. Y es el día en el que escribo estas rápidas memorias de nuestra desgracia.
Lamentablemente me dejé arrastrar por la maldita rutina, dejando de lado la fecha que tanto habíamos esperado. Ya les dije lo importante que son algunas cosas en nuestra cultura, pero me gustaría remarcar la importancia que tiene aquel candelabro. Es cierto que cumplía un siglo en casa, y eso es algo que no debe pasar desapercibido. Hasta el momento pensé que solo eran tonterías de la gente mayor, o una leyenda urbana sin importancia. No conocía a nadie que hubiera presenciado una situación como aquella. 
Se dice que cuando un objeto cumple cien años de convivencia en un determinado hogar, es momento de que algo en su interior cobre vida. Además de una consciencia propia. También aseguraban que su despertar sería benévolo o maligno según el trato que la familia le había dado. Y en menos de un segundo comprendí que el orgullo de nuestra tradición pudo más que aquel monstruo. Había sido marginado por muchos años en el ático de casa. Era lógico que despertara malhumorado y que descargara toda su furia en lo primero que se cruzara en su camino. Pero no Hikaru, él no tenía la culpa de nada de esto. Maldita yo, por haberlo dejado solo. Despiadada mi madre por haber partido dejándonos en el desamparo. 
Pero ya es tarde. Cualquier queja es en vano. No hay marcha atrás para el desastre que ocasionó aquel maldito artefacto. Solo me queda luchar por mi vida o permitir que la criatura me transporte a un rápido encuentro con mi hermano y sobo Akari. 
Escucho un golpe en la puerta, seco, metálico...
 Una luz cegadora me alcanza.
¡Hey, Mizaki! Otra vez llegas tarde para cenar ¿Fue muy intensa la práctica?— me pregunta mi hermano.


Las consignas para la próxima escritura son las mismas de siempre:

• El primer comentario deberá indicarme un PERSONAJE (una niña, un abuelo, un perro, un astronauta, un hombre lobo, etc.)

• El segundo comentario deberá indicarme un ESCENARIO (bosque, plaza, Marte, la luna, una isla)

• El tercer comentario deberá indicarme el TIEMPO (día, noche, atardecer, medianoche)

• El cuarto comentario podrá optar por un SEGUNDO PERSONAJE o por un OBJETO(libro, varita mágica, globos, trenes, etc.)


¡Que tengan un buen fin de semana y buenas lecturas!



miércoles, 18 de noviembre de 2015

Carta abierta #4



De: We are in winterland
Para: Ailen's bookshelves
Asunto: Portadas

Querida Ailen, 

¿Cómo has estado? Espero no interrumpir nada importante, y con importante creo estar refiriéndome, sin intención, a alguna buena lectura que puedas estar teniendo. Es algo que, en lo personal, me saca un poco de quicio, el hecho de que intenten arrancarte de una aventura literaria, pero no me malinterpretes. A veces es bueno saber que alguien te tiene en cuenta, ya sea para pedirte ayuda, para contarte algo o para avisarte que llegó el correo. Ese es uno de mis momentos favoritos.

El motivo principal de esta carta es para hablarte de libros. Sí, más libros. ¿Alguna vez pasó por tu mente ver toda tu vida, tu historia, todo lo que sos, resumida en un libro? Estoy segura que sí, y para ser sincera, a mi también. Supongo que llega un momento en la vida de las personas en las que se les da por fantasear con la existencia de una película o un libro que cuente su historia. O en su defecto una obra de teatro o un musical, como con el que sueña Tiny Cooper, de Will Grayson, Will Garyson, que luego cobra vida en Hold me closer.

No voy a preguntarte sobre qué trataría ese libro. Creo que es asunto tuyo. Al igual que el mio. Pero me gustaría saber como sería la portada, esa imagen que día a día cobra más importancia en el mundo editorial y que juega un papel decisivo a la hora de captar la atención del lector. ¿Qué veríamos en ella? ¿Lo has pensado alguna vez?.

La portada de mi libro tendría un bosque. Muchos árboles, gigantes, para entrar en detalle. Y dragones. Me imagino a esas criaturas escondidas detrás de esos árboles. De ojos brillantes, resplandeciendo en la oscuridad, sin saber a ciencia cierta si están a punto de atacar o están escondiéndose, temerosos, de algo.  También tendría muchos colores, pero de una gama oscura y apagada, porque lo tenebroso y desconocido también tiene derecho a los matices. El título tendría una tipografía que se entremezclaría indudablemente con los árboles, como ramas, al estilo de Big Fish de Tim Burton. Es importante que no resalte, que pase desapercibido, fundiéndose entre la multitud, de modo que nadie pueda leerlo a menos que realmente quiera hacerlo.

Es hora de despedirme. Es tarde y tengo ganas de leer un poco antes de irme a dormir. Me ayuda a conciliar el sueño. Espero que pienses seriamente en esa portada, a menos que el aspecto exterior de un libro no signifique realmente mucho para vos. Un fondo blanco con letras negras estilo palo seco anunciando "Soy Ailen y esta es mi historia" también es válido. Alguien en el mundo lo leerá. Estoy completamente segura.

Con mucho cariño,

Mary


Ésta ha sido la cuarta carta de la Iniciativa Carta Abierta. Pueden obtener más información sobre este hermoso proyecto haciendo click aquí.

martes, 17 de noviembre de 2015

Top Ten Tuesday: Citas literarias favoritas del 2015


¡Hola bookworms! Probablemente cuando lean esto ya no sea martes, solo quiero que sepan que todo lo que sucede en este blog se desarrolla en tiempo real. No existen las entradas programadas. Se planifica, se produce, se edita y se publica. Tiempo real. Adrenalina. ¿Un dato más? Anoche se rompió mi pc de escritorio, en la cual trabajo y recién la voy a recuperar el viernes, así que no pude editar a tiempo las fotos. Afortunadamente, hoy ,una personita linda (♥) me prestó su notebook para que no me quedara sin publicar.
Esta semana The broke and The Bookish propuso como consigna aquellas frases literarias que más nos habían gustado de nuestras lecturas más recientes. Fue un verdadero desafío. Llevo poco más de treinta libros leídos en el año y tuve que ponerme a leer todos los post its que había usado. Cientos y cientos, no tienen idea. Así que luego de horas y horas de una relectura express de cada uno de esos libros, encontré aquellas frases que hicieron un click en mi mente. Todas y cada una de ellas tienen un significado más que especial. Esconden tanta verdad y tanta magia, que de alguna manera resumen lo que cada uno de esos libros me transmitió.


1. LA CAMPANA DE CRISTAL
(Sylvia Plath)


2. BELZHAR
(Meg Wolitzer)


3. LA NIÑA QUE AMABA LAS CERILLAS
(Gaétan Soucy)


4. TIEMPO DE DRAGONES
(Liliana Bodoc)


5. WAKOLDA
(Lucía Puenzo)


6. PERSEPOLIS
(Marjane Satrapi)


7. LOS DÍAS DE LA SOMBRA (SAGA DE LOS CONFINES #2)
(Liliana Bodoc)


8. WILL GRAYSON, WILL GRAYSON
(John Green / David Levithan)


9. EL LAGO
(Banana Yoshimoto)


10. JANE EYRE
(Chalotte Brontë)



Ya es mièrcoles, pero igual les deseo una hermosa semana de buenas lecturas.

¡Nos leemos!

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